Over the past few weeks, many people have expressed concern about their emotional and spiritual well-being. This brief article does not offer a single solution, but it may provide some things to consider.
For those experiencing chronic stress, external factors—such as physical injury psychological pressures (e.g., workplace stress or financial concerns), or social challenges (e.g., discrimination, politics, national origin, sexuality, or gender)— can trigger a whole-body response through the nervous and the endocrine systems. Stressors are not merely "in your mind" or something you can simply power through. They impact your entire system and must be addressed.
When your brain and nervous system detect stress, they trigger the release of cortisol and adrenaline, activating a heightened sense of urgency. This can lead to an increased heart rate and elevated blood pressure as your body attempts to deliver more oxygen to your muscles. You may also experience chronic tension or pain in your joints and muscles. Long-term stress suppresses the immune system, making you more susceptible to illness. Many people also feel it in their digestive system, while others experience hormonal imbalances that affect metabolism, blood sugar levels, and reproductive health. Additionally, stress takes a toll on mental and emotional well-being, contributing to anxiety, depression, and memory loss.
En las últimas semanas, muchas personas han expresado su preocupación por su bienestar emocional y espiritual. Este breve artículo no ofrece una única solución, pero puede proporcionar algunas opciones.
Para quienes experimentan estrés crónico, los factores externos, como lesiones físicas, presiones psicológicas o desafíos sociales (por ejemplo, discriminación, la política, el origen nacional, la sexualidad, el género), pueden desencadenar una respuesta de todo el cuerpo a través del los sistema nervioso. Los factores estresantes no están simplemente "en su mente" o son algo que puede superar fácilmente. Afectan a todo su sistema.
Cuando tu cerebro y tu sistema nervioso detectan estrés, desencadenan la liberación de cortisol y adrenalina, activando una mayor sensación de urgencia. Esto puede provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial a medida que tu cuerpo intenta suministrar más oxígeno a tus músculos. También puedes experimentar tensión crónica o dolor en las articulaciones y los músculos. El estrés a largo plazo suprime el sistema inmunológico, lo que te hace más susceptible a las enfermedades. Muchas personas también sienten los efectos en su sistema digestivo, o en desequilibrios hormonales que afectan el metabolismo, los niveles de azúcar en sangre y la salud reproductiva. Además, el estrés afecta al bienestar mental y emocional, contribuyendo a la ansiedad, la depresión y la pérdida de memoria.