We transition from Advent to Christmas this week — moving from expecting the coming of the Messiah to commemorating the birth of the Messiah. It is also a shift from the longest night of the year to the gradual lengthening of daylight hours. The period from the Fourth Sunday of Advent to Christmas functions as an interstitial space—a sacred threshold that holds the tension between expectation and fulfillment.
The Advent themes of pursuing justice and healing the world give way to themes of joy and exaltation. The lectionary and prayer texts from the Fourth Sunday of Advent and the days leading up to the Nativity highlight how equity and healing "peek" through even the darkest of nights. When we attune ourselves to the rhythm of these intervening days, we sense a kind of liminality—a space where yearning for equity, justice, and healing intersects with God’s transformative work within us, preparing us to welcome the Messiah.
Esta semana transicionamos del Adviento a la Navidad: de esperar la llegada del Mesías a conmemorar su nacimiento. También es un cambio de la noche más larga del año al alargamiento gradual de los días. El período que va del Cuarto Domingo de Adviento a la Navidad funciona como un espacio intersticial, un umbral sagrado que mantiene la tensión entre la expectativa y el cumplimiento.
Los temas del Adviento de buscar la justicia y sanar el mundo dan paso a temas de alegría y exaltación. Los textos del leccionario y de oración del Cuarto Domingo de Adviento y de los días previos a la Natividad resaltan cómo la equidad y la sanación emergen incluso en las noches más oscuras. Cuando nos conectamos con el ritmo de estos días intermedios, percibimos una especie de liminalidad, un espacio donde el anhelo de equidad, justicia y sanación se cruza con la obra transformadora de Dios dentro de nosotros, preparándonos para recibir al Mesías.