There is a very popular story in the Talmud (the official compilation of ancient commentaries and ethical teachings on the Torah) involving two of the most famous rabbis of the ancient world (c. 110 BCE-10 CE). A man approached both Rabbi Shammai and Rabbi Hillel and asked them to explain the whole Torah while standing on one leg. Rabbi Shammai dismissed the man completely; however, Rabbi Hillel responded, “What is hateful to you, do not do to your neighbor. This is the whole Torah; the rest is commentary. Go and learn it.”
Similarly, in today’s Gospel, a Scribe asked Jesus which of the commandments (found in the Torah) was the greatest. Given that there are 613 commandments—248 positive commandments on what to do and 365 negative commandments on what not to do—there were indeed many from which to choose. Jesus, like Hillel who had responded 100 years earlier, answered, “The Lord our God is Lord alone! You shall love the Lord your God with all your heart, with all your soul, with all your mind, and with all your strength. The second is this: You shall love your neighbor as yourself.”
The idea of forging an inseparable link between loving God and loving neighbor was not unique to Jesus nor to Hillel.
Hay una historia muy popular en el Talmud (la recopilación oficial de comentarios antiguos y enseñanzas éticas sobre la Torá) que involucra a dos de los rabinos más famosos del mundo antiguo (c. 110 a.C.-10 d.C.). Un hombre se acercó a Rabí Shammai y Rabí Hillel y les pidió que le explicaran toda la Torá mientras estaba parado sobre una pierna. Rabí Shammai rechazó al hombre por completo; sin embargo, Rabí Hillel respondió: “Lo que te resulta odioso, no se lo hagas a tu prójimo. Esta es toda la Torá; lo demás es comentario. Ve y apréndelo”.
De manera similar, en el Evangelio de hoy, un escriba le preguntó a Jesús cuál de los mandamientos (que se encuentran en la Torá) era el más importante. Dado que hay 613 mandamientos (248 mandamientos positivos sobre qué hacer y 365 mandamientos negativos sobre qué no hacer), había muchos de dónde elegir. Jesús, al igual que Hillel, quien había respondido 100 años antes, dijo: “El Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”